martes, 1 de mayo de 2012

Momentos de Ludice Z.. II

No sigamos reescribiendo sobre los mismos libros una y otra vez... Creemos el nuestro propio, a nuestra manera..., y solo así, descubriremos al fin, que nada estaba, está, ni estará escrito...





jueves, 26 de abril de 2012

Momentos de lucide Z..


Definición de belleza en una persona..

La belleza no se encuentra en el rostro, lo que da belleza a una persona no es el rostro en sí, es lo que el alma transmite, y que lo que el alma transmite a su vez, se vea reflejada en el rostro. Esa es la verdadera belleza.

domingo, 19 de febrero de 2012

Una verdad como un templo

Esta noche os deleitaré con una verdad como un templo.


Las diferentes culturas es el ejemplo más claro de que no existe una verdad absoluta.. así que no os esforcéis y vivid la vida a vuestra manera

Buenas noches.

domingo, 12 de febrero de 2012

Significado e importancia de la Palabra


Porque de las tantas cosas que sabemos pero olvidamos, de entre ellas destacamos el don de la palabra. 
Un mágico cuento salido de la imaginación de Agnès de Lestrade.

sábado, 11 de febrero de 2012

Descubriendo el fuego por segunda vez

<<Llegará un día en el que, después de dominar 
el espacio, los vientos, las mareas y la gravedad,
dominaremos las energías del amor.
Y, ese día, por segunda vez
en la historia del mundo
habremos descubierto el fuego>>.



TEILHARD DE CHARDIN

jueves, 2 de febrero de 2012

Simplemente... Reeduca tu mente...

Secreto de la felicidad

No me gustaría acostarme hoy sin antes compartir con vosotros esta pequeña historia del gran Paulo Coelho, la vida te da lecciones, maduras y aprendes de todo lo que ves a tu alrededor, hay que sacarle un sentido a todo lo que se hace y no dejar que nada pase delante de ti sin sacar partido de ello. Espero que este pequeño fragmento de El Alquimista os haga pensar, aprender y por qué no madurar un poco más porque al fin y al cabo a eso se le llama crecer:


>> Cierto merdacer envió a su hijo con el más sabio de todos los hombres para que aprendiera el Secreto de la Felicidad. El joven anduvo durante cuarenta días por el desierto, hasta que llegó a un hermoso castillo, en lo alto de una montaña. Allí vivía el sabio que buscaba.

>> Sin embargo, en vez de encontrar a un hombre santo, nuestro héroe entró en una sala y vio una actividad inmensa, mercaderes que entraban y salían, personas conversando en los rincones, una pequeña orquesta que tocaba melodías suaves y una mesa repleta de los más deliciosos manjares de aquella región del mundo. El sabio conversaba con todos, y el joven tuvo que esperar dos horas para que le atendiera.

>> El sabio escuchó atentamente el motivo de su visita, pero le dijo que en aquel momento no tenía tiempo de explicarle el Secreto de la Felicidad. Le sugirió que diese un paseo por su palacio y volviese dos horas más tarde.

>> Pero quiero pedirte un favor -añadió el sabio entregándole una cucharilla de té en la que dejó caer dos gotas de aceite-. Mientras camines lleva esta cucharilla y cuida de que el aceite no se derrame.

>> El joven comenzó a subir y bajar las escalinatas del palacio manteniendo siempre los ojos fijos en la cuchara. Pasadas dos horas, retornó a la presencia del sabio.

>> ¿Qué tal? -preguntó el sabio-. ¿Viste los tapices de Persia que hay en mi comedor? ¿Viste el jardín que el Maestro de los Jardineros tardó dos años en crear? ¿Reparaste en los bellos pergaminos de mi biblioteca?

>> El joven, avergonzado, confesó que no había visto nada. Su única preocupación había sido no derramar las gotas de aceite que el Sabio le había confiado.

>> Pues entonces vuelve y conoce las maravillas de mi mundo -dijo el Sabio-. No puedes confiar en un hombre si no conoces su casa.

>> Ya más tranquilo, el joven cogió nuevamente la cuchara y volvió a pasear por el palacio, esta vez mirando con atención todas las obras de arte que adornaban el techo y las paredes. Vio los jardines, las montañas a su alrededor, la delicadeza de las flores, el esmero con que cada obra de arte estaba colocada en su lugar. De regreso a la presencia del sabio, le relató detalladamente todo lo que había visto.

>> Pero dónde están las dos gotas de aceite que te confié? -preguntó el Sabio-.

>> El joven miró la cuchara y se dio cuenta de que las había derramado.

>> Pues éste es el único consejo que puedo darte -le dijo el más Sabio de los Sabios-. El secreto de la felicidad está en mirar todas las maravillar del mundo, pero sin olvidarse nunca de las dos gotas de aceite en la cuchara.

No lo olvidéis nunca.. A un pastor le gusta viajar, pero jamás olvida a sus ovejas...



                                                                               PAULO COELHO - El Alquimista.